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La guarida del zorrito

QUERIDA MADRECITA

QUERIDA MADRECITA

Querida mamá Tolla... Querida mamita:

Hoy miércoles 15 de junio de 2005 dejaste de existir. Siempre me había sentido muy mal al ver a una persona en su lecho de muerte, pero ahora no, no me sentí mal ni sentí pena ni pánico al saber que me dejabas, muy al contrario, sentí una paz infinita, una ternura increible, la misma supongo que sentiste tú cuando me tuviste en tus brazos recién nacido. Te ví tan frágil con tus ojitos cerrados, con tus manecitas unidas, con la faz tranquila, con la paz reflejada en tu semblante, con esa paz que proporciona el deber cumplido y la misión concluída y por todo el amor que diste y recibiste a lo largo de tu generosa vida a propios y extraños.

Los últimos meses de tu vida, nos diste ejemplo de paciencia y aceptación, no hubo quejas, ni lágrimas, siempre una sonrisa, siempre una bendición, siempre mensajes de amor y de esperanza... No hubo de tu parte herencias materiales pues esas no fueron para tí, ¡y qué bueno!... La herencia que nos dejaste es maravillosa: es tu ejemplo de mujer buena, fiel, respetuosa y amante de Dios y de tus semejantes, es la educación y la preparación que nos brindaste, poniendo en ello tu pasión y tu vida, fué, el habernos educado en el temor de Dios y en el amor al prójimo. ¡Grata y grandiosa herencia de vida!

Por éso, mi niña bonita, por éso no hubo miedo ni horror ante tu muerte... Sólo acepto como parte de mi vida, la pena de ver el final de tu ciclo vital... ahora, físicamente ya no existes, no puedo ya tocar tu piel, ni ver tus ojos tristes, ni escuchar las canciones que cantabas con tu voz maravillosa, ni tu risa cantarina; no puedo sentir tus labios ni la señal de la cruz que ponías en mi frente al bendecirme; ya no percibiré el olor de tus cabellos, ya no podré más, deleitarme con tus exquisitos guisos, ya no, pero a cambio, sé que desde arriba tendré tu bendición y tu amor eterno.

Al dejarte en el cementerio tuve necesidad de expresarte lo que siento y no pude, se que no podrás oír este mensaje, pero lo que sí se que llegará a tí, sin duda, allá donde quiera que estés. Recuerda mamita, siempre te amé y siempre te amaré... Tú vivirás en mí y yo en tí, estoy seguro, ahora te ruego solo, que al final de mi camino, seas tú quien me lleve a la presencia de ese Dios maravilloso al que me enseñaste a amar, mientras tanto, vive su amor en unión de todos los seres queridos para tí, que sin duda te recibieron encantados.

Solo me resta encontrar resignación en la familia, recordando las palabras que desde niño nos decías "Dios, nunca nos dará cargas que no podamos llevar a cuestas". Sí mamita linda... Dios me ayudará a soportar tu partida y a esperar la mía, para estar juntos para siempre. Te fuiste para ser una nueva estrella, que tu estrella sea la que ilumine lo que me resta de vida.

Madrecita... Mi nietecito, Mario alfonso, me dió este mensaje para que lo pusiera en tu féretro en una servilleta, no lo hice, perdón por ello. no fuí capaz porque sabía que de cuaquier forma tu sabrías el contenido de sus pensamientos cuando se acercó a tí, pero lo incluyo aquí como muestra de su amor por tí... (sic)

Abuelita Ustolia te quiero decir que
te extraño mucho, yo no quería que
te fueras al cielo pero estavaz
muy malita, quisiera que estuvieras
aquí conmigo y no ariva onque
se que aya eres muy feliz por que
estas con el hombre mas vueno
del mundo que se llama Diosito
aya hay muchos gardines y tienes
muchos amigos, es todo.

Te quiero
Mucho.

Mario Alfonso.

Mamá, Gracias por la vida que me diste pues a través de ella, pude conocer la luz del sol, la luna y las estrellas, el ruido del río y la fuerza del mar, tu sonrisa y tu mirada triste; gracias porque por la vida que me diste pude conocer el amor de mi esposa, de mis hijos y de mis nietos; la belleza y el olor de las flores, gracias por el calor de tus besos que aún siento pegados a mí; gracias por la simpleza y contundencia de tus sabios consejos porque por ellos soy lo que soy, un hombre útil a Dios y a mi patria, a mi familia y a mí mismo; gracias por la disciplina que me aplicaste porque gracias a ella supe distinguir.. La verdad de la mentira, el amor del odio, la bondad de la maldad, el trabajo del ocio pecaminoso y sobre todo, gracias por la grandeza de tu amor y de tu ejemplo, pues por medio de todo ésto descubrí el amor de Dios, aquí mismo en la tierra. Por todo ello y mucho más... ¡Gracias querida mamá Tolla!

Tu hijo Mario.
17 de junio de 2005.

3 comentarios

sanson -

Conociendo su sensibilidad y su calidad como persona sin conocer a su señora madre, puedo decir sin temor a equivocarme que todo el pueblo de Colima perdió, cómo usted lo dice: a una gran mujer, modelo de esposa y como madre, insustituible

Lety -

Don Mario,

Que Dios lo bendiga y le de muchisima fortaleza en estos momentos.

Estoy conmovida hasta las lagrimas.

Gracias por compartir su sentir y por dejarnos conocer al ser mas bello en su vida, como lo es su mamita linda.

Dios la tenga en su santa gloria y a ud. le de la fortaleza a su alma.

Abrazos sinceros!

Gracias a ella, Ud. es un gran hombre.

Norberto Mendoza -

Profe Mario.

Una de las pocas cosas que tenemos y que valen la pena es el recuerdo de aquellas personas que nos hicieron felices. Este recuerdo que pesa por sobre todo lo demás y que en el corazón siempre estará.

Gracias por esta hermosísima carta que me llena de lágrimas y que me enmudece. Gracias por ese amor que tuvo para su madre y por el bello recuerdo que de ella tiene.

Desde aquí envío mis oraciones y mis pensamientos a esa mujer que se fué una gran persona al dedicar solo amor a sus hijos.

Un abrazo.