LA POLÍTICA DE ANTAÑO Y LA POLÍTICA DE HOGAÑO.
Por lo general, no me gusta hablar de política porque es una de las cosas en que por lo general, nadie sale de acuerdo, decía mi padre, -"entre amigos no hables: ni de política, ni de religión, ni de fútbol; mejor habla de mujeres y te irá mejor", pero por lo tiempos que vivimos es necesario sacar a flote lo que traemos encajado y que no nos permite respirar tranquilos.
Los políticos viejos, son atacados sin piedad, encarnizadamente como se da en la política actual, por lo menos en México. Aquí si se aplica la tesis maquiavélica de el fin justifica los medios y yo me pregunto ¿Cuál es el fin?
La política de antaño...
A partir del final de la revolución armada, hubo en nuestro México: malos, regulares, buenos y excelentes políticos, todos generalmente, salidos de un mismo partido, ¿qué la democracia era mala? Tal vez, pero muy barata, eso permitió sacar adelante al país del marasmo en el que se encontraba, y en 50 años se logró mucho, muchísimo más de lo que han querido opacar los actuales políticos, basta una vueltecita a las hemerotecas más prestigiosas de la Nación.
Luego vino el populismo, la corrupción, la cerrazón a las nuevas voces del partido y de la patria, la represión a los discordantes fueran jóvenes o viejos y el resultado lo tenemos todos a la vista. Un Cárdenas subió al partido a las alturas que jamás partido alguno ha tenido en la historia, y otro Cárdenas inició la debacle del mismo.
La Política de hogaño...
Hoy por hoy, la buena democracia nos cuesta tanto o más que otro de los poderes en que se divide el gobierno. México, es el país donde cuesta más caro que en ninguno los votos en cualquier elección sin importar el nivel de esta.
Tenemos un Instituto Electoral de primer mundo con resultados de inframundo, pero eso sí, todo es válido por la democracia, y yo también creo eso, aunque ofenden los sueldazos de los funcionarios que manejan los aspectos electorales, y quienes realizan verdaderamente la elección son los ciudadanos que no cobran por ejercer la última etapa del voto en las casillas ni el ciudadano común que ejerce su voto, más como obligación moral o legal que como fiesta de participación democrática, pues sabe que al final, de todas formas será el último en beneficiarse de los programas de gobierno, especialmente los obreros, campesinos y jóvenes que con verdadera ansia, esperan mejores perspectivas de vida. Para muestra, la fatal migración de lo mejor de México al país vecino... En más de un 70 por ciento, son jóvenes y mujeres que se van buscando mejores alternativas y un mejor futuro para sus familias.
La política actual, es una guerra sin cuartel, donde no se privilegian los asuntos del futuro de México, sino la lucha del poder por el poder. Ningún partido escapa, actualmente, a la corrupción en sus filas, a la denostación, al agravio. No se apuesta al acuerdo civilizado, al diálogo ni a la concertación en beneficio del país y sus habitantes, lo que uno propone el otro lo descompone y así...
A mi raros lectores, les pido mil perdones por incursionar en un género que no me ha sido dado, pero la verdad es que por hartazgo, hago uso de mi derecho de decir lo que siento pues de veras me encuentro harto, en verdad harto de toda la propaganda electorera, me encuentro desencantado de todos los políticos actuales que proponen cuestiones que por simple cordura son inviables, de los que festinan la caída de un partido como festinan los zopilotes la caída de una res enferma... ¡Guácala de perro! Como dicen mis nietos.
Bueno, ya me desahogué y me siento mejor... Como podrán ver, no es gran cosa mi aportación a la causa del nuevo México, pero por lo menos dejé constancia de lo que me parece un enfado... eso de la política.
Tecomán, Colima, 14 de marzo de 2006.
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Mario Ramírez -