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La guarida del zorrito

¿Qué me inspira de tí...?

En el éxtasis final de tus entregas,
Con voz queda, me reclamas insistente
saber de tu cuerpo y tus ideas...
¿Qué me inspira de ti,
cuando solo, te escribo mis poemas...?

¿Qué me inspira de tí?... quiero decirte:
Cierto. No me inspira tu sonrisa y sus primicias,
ni tus ojos obscuros semiocultos,
ni tu tez morena, ni tu pelo, ni tus manos
que no me niegan el calor de sus caricias.

¿Que me inspira de tí?... debo decirte:
no es tu voz, ni su tono en breves cambios,
ni tus raros silencios de místicos excesos,
ni tu aliento, ni tu llanto, ni tus besos
que me entregan la dulzura de tus labios.

¿Sabes qué me inspira de tí?...
Me inspiran tus verdades que me duelen,
me inspiran tus recuerdos tan vehementes,
que en plena lucidez a mí se vuelven
y me ofrecen un placer desfalleciente.

Eso me inspira de tí...
y me llega en oleadas de ternura,
de princesa protegida en sus pasiones,
por mi cielo fulgurante de colores,
que alimenta la impaciencia de mis dones.

Me inspiran tu deseo ferviente...
que a pesar, de mi tocar morboso
se derrama en el sutil deleitamiento,
para dar en la dulzura de su embozo
un suspiro de fugaz contentamiento.

Eso... Eso me inspira de tí...
y a pesar de mi fugaz presencia
en el tapete de la amable entrega,
no pides más nada, sin embargo das,
el mejor regalo a tan ardiente espera.

Mario López Barreto.
Septiembre de 2003.

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