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La guarida del zorrito

De esos soy yo...

Yo no soy del norte, "ni del Norte de Colima" como decía mi apá, pos más bien soy del sur donde canta la brisa entre palmeras, y las pocas que nos quedan, marchan y llevan en alto como enseñas de victoria los pendones desplegados. Soy de los que crecieron y vivieron en la costa, que altiva, lucha entre estertores de muerte, por defender su esencia, su flora y su fauna, que insaciables: el progreso y la ambición osan destruir.

Yo soy de los que aman el canto del zenzontle, del canario y de los mirlos de las barrancas volcánicas, y el argüende de los pericos guayaberos, los zanates y ticuces, que al caer la tarde costeña, huyen al recinto fresco de sus nidos; amo el rumor del arroyuelo que ríe sobre su cauce, lamiendo lo viejos troncos de los mangos y los mojos, amo el murmullo de las olas del mar que derraman sobre su playa insaciable el aroma de su sal; amo el soplo del viento cálido, la fresca paz y la furia intempestiva del volcán de fuego, que refleja su penacho gris sobre el rostro nacarado de su viejo hermano, el volcán nevado. Amo los sabores de mi tierra: los dulces de mango y los tamales de ciruela, los áciditos del limón y tamarindo, amo el sabor salado de su flor de mar concertida en sal con el sudor del obrero y el inexplicable y exquisito sabor de la guanábana, de la anona, de la pitaya agridulce, del mamey, la guayaba y el chicozapote.

Yo soy de los que aman el resplandor de los paisajes de su tierra, los azules multicolores de su mar y de su cielo, los rojos impredecibles de sus atardeceres, los verdes cambiantes de sus llanuras y montañas. Amo la plata de su luna que curiosa se refleja en el espejo de sus lagos y lagunas; amo la huella de sus caminos, la morada humilde que habita su gente, construída entre los mangos, los cafetos y los parotales. Amo los ocres de sus otoños, pintados en sus cosechas y sus montes, amo el dorado de su sol de medio día, que tuesta los maizales en el llano, amo el blanco dental de la risa de sus niñas y el talle inquieto de sus mozas que se cubren con la blancura de sus almas pías, y que engalanan su cuello con collares de colorines y adornan su pelo con cintas y jazmines.

Yo soy de los que aman la piel morena de sus indios, arrugados por la fuerza del sol canicular, de pelo ralo y lamido, de ojos pequeños y mirada inteligente; amo la sonrisa pura y virginal de sus niños y el cantar bravío de sus jóvenes que a capela imitan las canciones populares de los artistas mercenarios... Dejando en el olvido, hoy,  las tonadas sutiles, dulces y fragantes de la lengua náhuatl de sus antepasados, para aceptar a las bandas y los roncanroleros que más que cantar, berrean.

Yo soy de los que fueron arrullados en su cuna, forjada con sogas y costales y sostenida en horcones de coral, mecida al viento y escuchando los cantos armoniosos de mamá, que con dulces tonadilla, susurraba en fugaz apuro: "Duérmase mi niño, duérmaseme ya, porque viene el viejo, y se lo comerá... A la rorro niño a la rorro ya, duérmase mi niño, duérmase mi amor..."

Yo soy de los que forjaron su familia en base a los valores transmitidos, con esposa e hijos y nietos de Colima, a los que enseñé a amar del mismo modo que aprendí: lo que fuimos, lo que somos y lo que seremos.

Yo soy de los que piensan que sus restos mortales, deberán convertirse en savia, para que crezcan sus frutos, y que lo único que debe soportar el tiempo es el deseo de que Colima y México, sean cada vez más grandes y más fuertes, cuna de grandes oportunidades para todos.

Yo soy de los que aman a sus antepasados, a sus coetáneos y a las futuras generaciones, de quienes depende la gran oportunidad del verdadero cambio interno, para que la mejoría, en todos los aspectos, llegue a su nivel de vida sin romper ni destruir lo poco de bueno que nos queda.

No cambiaré por nada, de eso estoy seguro, y seguiré luchando desde mis pobres trincheras, para que el sueño de muchos y muchas se cumpla.

De ésos soy yo.
Mario López Barreto.
Enero de 2005.

1 comentario

Norberto Mendoza Osorio -

Amigo Mario.

Me encuentro enormemente emocionado al encontrar este texto suyo rondando la web, es para mí emocionante y a la vez reconfortante encontrar a una persona que hable muy bien, de la forma poética, sobre su gente, su tierra y su Estado.

El ritmo de vida que llevamos no nos permite ver de cerca lo que somos y lo que tenemos a nuestro alrededor, por la vanidad, por la miseria o por las circunstancias nos hemos dejado llevar por la compra-venta de ideas extranjeras por que pensamos que es lo mejor, cuando lo mejor está aquí mismo y cerca de nosotros.

Por eso me complace el poder leer sus palabras puesto que yo como ciudadano no he tenido nunca lugar de origen, pues he nacido como muchos por aquí en la gran ciudad, entre colonias que crecen a un gran ritmo y se van transculturizando, sin ideas, ni raices propias.

Por lo mismo le felicito y le admiro esa querencia hacia lo suyo. Ojalá que todos y cada uno de nosotros pudiéramos ver como usted ve, querer como usted quiere y amar como usted ama lo suyo.

Desde la ciudad de México le envío un saludo esperando que al contrario de cambiar su perspectiva, con ella ayude a construir mejores mexicanos como bien dice...desde su trinchera.

Norberto Mendoza O.
Cd. de México